
El Suicidio es toda muerte que resulta mediata o inmediata de un acto positivo o negativo realizado por la misma persona. Hay Suicidio cuando la víctima, en el momento en que realiza la acción, sabe con toda certeza lo que va a resultar de él.
De inmediato van surgiendo términos como víctima. ¿Víctima de qué? Quizás podemos estar hilando muy fino pero es total y absolutamente conocido que las personas o víctimas que cometen acto de suicidio (independiente si lo logran o no) no están bien psicológicamente. ¿Razones? Muchas. Demasiadas y no todas están del todo claras. ¿Causas que producen el acto suicida? Son aún más pero todo depende del punto de vista con que se mire este tema. La Iglesia lo asocia a una falta de fe, por ejemplo; pero la sociología, buscan ligar más estos actos a causas relacionadas con el medio que rodea al individuo realizador de estos actos... La medicina (psiquiatría, psicología, neurología, etc.) tiene otras causas.
De todo lo que hemos leído sobre el Suicidio, no nos interesaremos en escribir ni analizar en profundidad la postura de la Iglesia ante la autoeliminación. No así la importancia de las propias creencias que tiene el individuo que comete o intenta suicidarse. No es que tengamos un problema de religión, es simplemente que creemos que condenar el suicidio como lo ha hecho la Iglesia Católica durante siglos no es un buen camino para ayudar a estas personas que buscan el suicidio como salida. Solo eso.el Suicidio no sólo habla de factores sociales que influyen en el Suicidio sino que los clasifica en tres grandes tipos
En la Europa Antigua, sobre todo durante el Imperio Romano, el Suicidio se consentía e incluso era considerado un acto honroso. Los antiguos romanos, bajo la influencia del estoicismo, admitían muchas razones legítimas para su práctica. El filósofo romano Séneca lo ensalzaba como el acto último de una persona libre.
Sin embargo, para San Agustín, el suicidio era un pecado. Varios de los primeros concilios de la Iglesia cristiana decretaron que a aquellos que cometieran suicidio no se les podría aplicar los rituales ordinarios de la Iglesia tras su muerte. En la Edad Media, la Iglesia Católica Romana condenó expresamente esta práctica. En las legislaciones medievales se ordenaba la confiscación de todas las propiedades del suicida y el cadáver sufría todo tipo de humillaciones.
Actualmente, el suicidio, está condenado en las religiones cristiana, judía e islámica.

En 1897 Emile Durkheim postuló que el suicidio era un fenómeno sociológico, como resultado de una falta de integración del individuo en la sociedad, más que un puro acto individualista. Sin embargo, la tendencia actual considera el suicidio desde un punto de vista más psicológico en un lugar de una perspectiva moralmente colectiva.
El Suicidio Egoísta comprendía a aquellas personas que se suponía que no habían estado sólidamente integradas en ningún grupo social. Podía utilizarse la integración familiar o la falta de ella para explicar por qué los no casados eran más vulnerables al suicidio que los casados y por qué los matrimonios con niños era el grupo más protegido. Las comunidades rurales tenían una mayor integración social que las urbanas y por tanto menos suicidio. El protestantismo era una religión menos coherente que el catolicismo, y, en este caso, los protestantes presentaban una tasa de suicidio más elevada que los católicos.
El Suicidio Altruista es, el contrario del suicidio egoísta. Este suicidio representaba el grupo cuya tendencia al suicidio procedía de su excesiva integración en un grupo. E. Durkheim pensaba que este tipo de suicidio podría haberse esperado en algunas clases de la sociedad japonesa. También, nombra como ejemplo al ejército donde la conciencia del deber y la integración en el grupo (pequeña sociedad) es mucho mayor que en otros grupos sociales. El Suicidio Altruista es menos frecuente, lo cual es lógico ya que hoy día el pensamiento individualista es mucho más fuerte que el colectivo.
Y el Suicidio Anómico es que se produce cuando un trastorno en el equilibrio de la integración de la persona con la sociedad le deja sin sus normas de conducta habituales. La anomia podría explicar la mayor incidencia de suicidio entre los divorciados en comparación con la de los casados y la mayor vulnerabilidad de los que han sufrido cambios drásticos en su situación económica.
Este suicidio es propio de las sociedades desarrolladas y supone situaciones de desorden. Desordenes entre el individuo y la sociedad con que se relaciona que pueden causar verdaderos estragos. Supone, además, una pérdida de la propia identidad, los valores tradicionales se desmoronan.

La suicidalidad es un concepto que da cuenta de una amplia gama que incluye ideadores, intentadores y consumadores de suicidio. Pueden considerarse al menos tres dimensiones combinadas de una u otra forma en presencia de un comportamiento suicida:
La Detención y suspención definitiva de la conciencia y la muerte.
La Irrupción con suspensión transitoria de la conciencia para dejar de sentir.
Como Señal de Llamada para influir y movilizar a terceros.
Las tentativas de suicidio, entendiendo por tal cualquier comportamiento autolesivo, son variadas en su motivación, letalidad y recurrencia. Entre los factores más importantes asociados al suicidio están la presencia de enfermedad mental (especialmente enfermedades afectivas, trastorno de personalidad y el abuso de sustancias), historia de suicidalidad familiar, eventos estresores significativos, enfermedades físicas progresivas, disponibilidad de armas de fuego, etc. Las causas psiquiátricas más corrientes de intento suicida son la depresión, la personalidad anormal, la ezquizofrenia y el abuso de sustancias.